martes, 25 de marzo de 2014

Divagando

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Lo que realmente puede distinguir la lógica dialéctica de la matmática, es que en la primera no hay nada que sea rigurosamente cierto.

Se puede afirmar algo presumiblemente axiomático que puede contradecirse siempre con pasmosa rotundidad.
Puede uno afirmar que los pensamientos son intangible, cosa que aparentemente es indiscutible. Pero si al terminar un libro de Sartre me sorprendo a mi mismo pasando la mano por la cubierta del libro, en un acto tan inherente a nuestra raza como tocar y palpar, podré decir que estoy tocando los pensamientos de Sartre. Podré decir que acaricio sus pensamientos no sin extrañeza hacia lo abtracto de la situación y lo subrealista que es esta, pese a lo real que es a la vez que incierto.

Si acerco la mano al cerebro de alguien, estaré tocando el campo magnético que generan sus pensamientos. Al fin y al cabo ese campo magnético serán los pensamientos mismos de la persona que se han transformado en energía. Esos pensamientos que toco sin sentirlos son reales, no son manifestaciones inexistentes. Ya que lo onírico no existe, solo distintas formas de existir, distintos mundos y realidades, esos pensamientos que plasmó Sartre no fueron un sueño que nace y muere, son una realidad cambiante porque se han unido a la mía.

Y puede que todo lo que acabas de leer, para ti, sea sólo un sueño, porque no hay nada cierto, todo depende del prisma con que se observe.

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