martes, 18 de junio de 2013

Sí pero no

¿Sómos lo que hemos vivido o sómos cuanto nos queda?
¿Sómos las dos cosas o no sómos ninguna? ¿Sómos?
Somos ardiendo a doble intensidad,
apagándonos en la mitad de tiempo.
Somos fuego extinto que escupe su última ascua en derredor
para invocarse al renacimiento en el canciliábulo de las llamas.
Somos la explicación tautológica infinita del todo.
Somos, fuimos y seremos.
No somos porque fuimos, seremos.
No fuimos porque somos, seremos.
No seremos hasta que empecemos a ser.
No seremos nunca si somos siempre.
Somos nada si lo somos todo.
No somos nada.
Luke, yo soy tu padre.

miércoles, 5 de junio de 2013

La integración de la cultura pop en el engranaje unidimensional



Si habéis estado mínimamente atentos al devenir de lo que nos rodea habréis visto espero que con la misma quemazón que yo, como la inercia capitalista lo traga todo a su paso lo asimila y lo hace parte integrante de la bestia insaciable de dominación. Pero ésto no es nada nuevo, así que lejos de querer aburrir en la primera entrada del blog y todavía más lejos de querer adentrarme en complejas disertaciones sobre lo anterior, quería hacerme eco de un hecho concreto que me resulta especialmente molesto que vengo observando con sospechosa asiduidad últimamente.

Se esta articulando la música de décadas atrás antes considerada subterránea provocativa y polémica por su contenido letrístico sumado a un ritmo que invita al frenesí y la exaltación, dentro de la corriente única, con especial incidencia en un medio tan vertebrador del estado de las cosas y de la opinión pública como la televisión.

Canciones de, por ejemplo, Iron Maiden y Sex Pistols, antes relegadas a un segundo plano, dentro en un espectro de difusión apartado o como mínimo bastante acotado, dan el salto en nuestros nefastos días a la cultura de masas en series, programas, reportajes, películas, hasta en la ceremonia de los juegos olímpicos, etc. No extraña dicha tendencia conociendo la propensión de la televisión al uso de añagazas para que las contradicciones se normalicen, pese a que éstas sean detectadas hasta por el más beato creyente de las doctrinas unidimensionales pero no por ello rechazadas.

Consideradas aquellas canciones tiempo ha por la mayoría como digamos subversivas o que apelaban al pensamiento negativo y como efecto lógico al espíritu crítico, son hoy ensambladas y democratizadas, entendiendo ésto último como la prostitución masiva a la que se las somete. Si bien antes constituían una evidencia del contraste frente a lo establecido y más concretamente a las corrientes morales o estéticas dominantes de aquel entonces demasiado acusada como para ser obviada, en nuestros nefastos días ese contenido antes alternativo, es asimilado con la total normalidad por el público y es expuesto de la mano del todo divulgativo que lo integra y lo utiliza.

Influyendo las grandes fuerzas moldeadoras en la deriva nihilista operante en el sistema de creencias de los últimos tiempos, se produce la pérdida de valores o por lo menos su sustitución por otros estandartes deontológicos más primitivos y aparentemente tolerantes que se instaura en las mentalidades (adquiriendo especial significación en las nuevas y tiernas generaciones), a la vez que operaba y opera de fondo la insensibilización ante el todo establecido, es decir el horror, la mentira y la contradicción.

Gracias a este proceso el pensamiento único puede incluir en su estructura canciones que si otrora contestatarias, sediciosas y no alineadas o no alineadas en su totalidad posteriormente han sido absorbidas por la cultura de masas. Aplastando así su contenido contracultura, en tanto que integradas en el todo.

Decía  Winston Smith en una de sus reflexiones que los mejores libros son aquellos que dicen lo que ya sabemos. Idea que no cesa en mi cabeza mientras leo El Hombre Unidimensional. Todos aquellos pensamientos inconexos de rechazo al sistema impuesto, adquieren concreción en este libro. Todas las cosas que abominaste de lo establecido pero jodidamente bien explicadas.