A través de la figura de este joven de izquierdas estamos asistiendo al nacimiento de una estrella política y mediática, valga la redundancia. No hay duda a estas alturas de que Pablo Iglesisas Turrión es un valor importantísimo en la ardua tarea de difundir ideas que impliquen una subersión del statu quo.
Aunque Pablo
cuente con la simpatía del escritor de este blog, es importante tener presente
que en programas presentados por él y en posteriores intervenciones en programas
de cadenas con renombre nacional en las que ha sido invitado, donde el tema a
tratar era el 11M, se centró toda la atención, con el consentimiento de todos
los invitados, en las flagrantes mentiras emitidas por el PP con el apoyo de su
entorno mediático. Sin siquiera tomar en consideración ni aludir de pasada
la posibilidad de que pudo haber detrás de los atentado otros grupos de poder
infinitamente más perversos, con capacidad de actuar con la mayor de las
impunidades.
Las veces que he
tenido ocasión de ver a Pablo en la televisión, me bastan para saber que no es
una persona que aborde los temas que se tratan en el programa de día, sin
haberse informado contrastando debidamente. Por eso opino que en pos de no
truncar su prometedora carrera laboral antes de que esta despegara
definitivamente, se autocensuró cuando eludió reiteradamente los hechos que se
desarrolaron antes, durante y después del día once de marzo del 2004. El antes,
con el despliegue de tropas de la OTAN de prevención antiterrorista en Madrid
(misma mecánica que precedió en NY y que antecedió a la de Londres), además de
un escenario internacional militar y político sospechoso. El durante, con las
misteriosas lagunas y la insultante orgía de pruebas circunstanciales como las
llaman los norteamericanos que afloraron apuntando al Islam. Como también el
después con la ofuscación de las verdaderas pruebas decisivas, las
inexplicables inmolaciones sin restos de ADN en Leganés, la condena de unos
delincuentes de poca monta como probables cabezas de turco y el alarde de
manipulación mediática al que asistimos.
Si bien ningún
ciudadano de a pie puede saber quiénes fueron los verdaderos artífices, es un
secreto a gritos que la teoría yihadista oficial no se sostiene por ningún
costado, al menos sin el más que evidente y más que apoyo de grupos con
capacidad de maniobra dentro y fuera de las instituciones del estado.
Así que cuando en
varias ocasiones el señor P.I, ha reprendido a sus compañeros contertulios por
su catadura moral o su falta de rigor, habría que recordarle que él también se
ha servido de los ardides necesarios para conducir debates a favor de sus
intereses (en este caso atacar al PP) y no a favor de los intereses de la
verdad. Acusar con razón
a los de la pulsera rojigualda de falsos patriotas y vende-patrias hipócritas
son afirmaciones muy duras para alguien que contribuye, pese a que pueda ser
por un bien mayor, apuntalando la mentira oficial en la opinión pública
como verdad inamovible.
No quisiera dar
por finalizada esta entrada, sin antes añadir dos matizaciones. Primero que en
los círculos policiales se conoce como orgía de pruebas a la escena de un
crimen en la que hay tal abundancia y variedad de pruebas, que a la fuerza han
de ser pruebas falsas colocadas para incriminar a un tercero. Por último,
parafraseando a Conan Doyle: Si quieres encontrar al culpable de un delito
busca al que más beneficio obtiene de él.
Enlaces de programas sobre el 11M presentados por P.I:
https://www.youtube.com/watch?v=3KwAU0D-cUY
https://www.youtube.com/watch?v=uKZPX60xc24
Enlaces de programas sobre el 11M presentados por P.I:
https://www.youtube.com/watch?v=3KwAU0D-cUY
https://www.youtube.com/watch?v=uKZPX60xc24
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