jueves, 27 de marzo de 2014

Cuando decir la verdad está mal visto



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A través de la figura de este joven de izquierdas estamos asistiendo al nacimiento de una estrella política y mediática, valga la redundancia. No hay duda a estas alturas de que Pablo Iglesisas Turrión es un valor importantísimo en la ardua tarea de difundir ideas que impliquen una subersión del statu quo.

Aunque Pablo cuente con la simpatía del escritor de este blog, es importante tener presente que en programas presentados por él y en posteriores intervenciones en programas de cadenas con renombre nacional en las que ha sido invitado, donde el tema a tratar era el 11M, se centró toda la atención, con el consentimiento de todos los invitados, en las flagrantes mentiras emitidas por el PP con el apoyo de su entorno mediático. Sin siquiera tomar en consideración ni aludir de pasada la posibilidad de que pudo haber detrás de los atentado otros grupos de poder infinitamente más perversos, con capacidad de actuar con la mayor de las impunidades.

Las veces que he tenido ocasión de ver a Pablo en la televisión, me bastan para saber que no es una persona que aborde los temas que se tratan en el programa de día, sin haberse informado contrastando debidamente. Por eso opino que en pos de no truncar su prometedora carrera laboral antes de que esta despegara definitivamente, se autocensuró cuando eludió reiteradamente los hechos que se desarrolaron antes, durante y después del día once de marzo del 2004. El antes, con el despliegue de tropas de la OTAN de prevención antiterrorista en Madrid (misma mecánica que precedió en NY y que antecedió a la de Londres), además de un escenario internacional militar y político sospechoso. El durante, con las misteriosas lagunas y la insultante orgía de pruebas circunstanciales como las llaman los norteamericanos que afloraron apuntando al Islam. Como también el después con la ofuscación de las verdaderas pruebas decisivas, las inexplicables inmolaciones sin restos de ADN en Leganés, la condena de unos delincuentes de poca monta como probables cabezas de turco y el alarde de manipulación mediática al que asistimos.

Si bien ningún ciudadano de a pie puede saber quiénes fueron los verdaderos artífices, es un secreto a gritos que la teoría yihadista oficial no se sostiene por ningún costado, al menos sin el más que evidente y más que apoyo de grupos con capacidad de maniobra dentro y fuera de las instituciones del estado.

Así que cuando en varias ocasiones el señor P.I, ha reprendido a sus compañeros contertulios por su catadura moral o su falta de rigor, habría que recordarle que él también se ha servido de los ardides necesarios para conducir debates a favor de sus intereses (en este caso atacar al PP) y no a favor de los intereses de la verdad. Acusar con razón a los de la pulsera rojigualda de falsos patriotas y vende-patrias hipócritas son afirmaciones muy duras para alguien que contribuye, pese a que pueda ser por un bien mayor, apuntalando la mentira oficial en la opinión pública como verdad inamovible.

No quisiera dar por finalizada esta entrada, sin antes añadir dos matizaciones. Primero que en los círculos policiales se conoce como orgía de pruebas a la escena de un crimen en la que hay tal abundancia y variedad de pruebas, que a la fuerza han de ser pruebas falsas colocadas para incriminar a un tercero. Por último, parafraseando a Conan Doyle: Si quieres encontrar al culpable de un delito busca al que más beneficio obtiene de él.



Enlaces de programas sobre el 11M presentados por P.I:
https://www.youtube.com/watch?v=3KwAU0D-cUY
https://www.youtube.com/watch?v=uKZPX60xc24

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